“El cuidado de la casa común una razón
para la cognición compartida”
(Ejercicio de resignificación
educativa de la
encíclica
“Laudato si”)
Adolfo León Llanos Ceballos
Cartago, Valle del Cauca (Colombia)
Julio – 2015
El cuidado de la casa común una razón
para la cognición compartida.
La
fenomenología se formula el siguiente interrogante ¿Cómo se sitúa el ser humano
en relación con el mundo? A partir de lo expresado por el filósofo Alemán
Martin Heidegger, Sartre asevera que este interrogante contiene su propia
respuesta, o sea que la relación entre el ser humano y el mundo es una
pregunta. El sentido de la anterior reflexión se podría aplicar para la
encíclica “Laudato si”; el cuidado de la casa común; dicha carta se soporta en
una serie de preguntas existenciales y sociales, inicia con una especie de
llamado de alerta hacia el futuro, ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes
nos sucedan, a los niños que están creciendo? Luego, se quiere sacudir la
pasividad humana preguntando ¿para que pasamos por este mundo?; a continuación,
insiste en el mismo contenido presentando
el interrogante ¿para qué vinimos a esta vida?, ofreciendo una hipótesis
(respuesta anticipada) se transforma dicho argumento en pregunta, ¿para qué
luchamos y trabajamos?, y para retomar
el objeto de análisis, vuelve al interrogante fundamental ¿para qué nos
necesita esta tierra?. En general, se puede considerar la pregunta como un
estratégico instrumento de motivación que permite resaltar la preocupación
ecológica y con el apoyo de Sartre se podría afirmar que la relación entre el
ser humano y el ambiente es precisamente una pregunta que requiere urgentes
soluciones, al enmarcarlas en un contexto educativo, se clasifican o
categorizan (las soluciones) en tres (3) grupos.
1.
Soluciones
declarativas o teóricas, su unidad de sentido se suele identificar con la
expresión “El saber qué”. En este ámbito y teniendo como apoyo la misma
encíclica se presentan los siguientes saberes: * lo que está pasando
a la casa común, * la raíz humana de la crisis ecológica, *
elementos de una ecología integral.
2.
Soluciones
procedimentales o prácticas. Su unidad de sentido se identifica con la
expresión “El saber hacer”. Al interior de este tipo de solución el
documento sugiere los siguientes saberes: * Las relaciones vitales, *
líneas orientadoras y de acción.
3.
Soluciones
actitudinales o motivacionales. Su unidad de sentido se identifica con la
expresión “Saber ser”; aquí se podría plantear que la actitud es un reflejo de
los valores que posee una persona; se sugiere el siguiente saber: * invitando al cambio.
Resulta
interesante el doble abordaje planteado para la tierra, A. Como hermana, pues se
comparte (con ella) la existencia, lo
que implica una relación de par
- igual - B. Como madre bella, pues acoge el ser humano entre sus brazos, le
obsequia el aire para sostener su aliento y le brinda agua para vivificarlo y restaurarlo
permanentemente, lo que implica una relación asimétrica de guardar respeto y
responsabilidad. En síntesis dichos abordajes permiten establecer la siguiente
afirmación: “El ser humano con relación
a la tierra vive con ella y para ella”.
Al
incursionar en el primer tipo de soluciones declarativas o teóricas, es
importante recordar que se facilita cuidar y/o querer algo conocido; en este
sentido, se hace necesario comprender lo que está pasando en la casa común. En
primera medida, sigue existiendo una gran deuda de aquellos países desarrollados
con relación a los poco desarrollados, en referencia al continente americano
“Los del norte están en deuda con los del sur”, por ejemplo: la responsabilidad
del cambio climático es mayor en los países del norte, precisamente (el cambio
climático) es uno de los principales desafíos actuales para la humanidad, el
impacto recae en los más débiles (niños, ancianos) y en los más pobres. El
clima ya se considera un bien común, es de todos y para todos, la dificultad
radica en que los poderosos (ricos) no encuentran problema pues con sus
recursos enmascaran el calor (con refrigeración, jacussi, piscina…) o el frio (calefacción, ropa especial,
alimento…) a la par del cambio climático está el acceso al agua, dicha acción se
constituye en un verdadero derecho humano, privar a los pobres de este precioso
liquido es lo mismo que negar el derecho a la vida, algunas políticas como el
mínimo básico - consumo sin costo - de agua representan un noble
gesto o una intervención positiva sobre el drama de los más pobres, esto da a
pensar que la política si puede considerarse como el arte de servir al otro y
al planeta.
Consecuencia
del cambio climático se establece la pérdida constante de la biodiversidad,
cada año los estudios taxonómicos evidencian la desaparición de especies
vegetales y animales, seres vivos que ya
no se podrán estudiar o los niños no podrán ver, la encíclica hace una
reflexión interesante en este punto, se trata de la incorrecta interpretación
de la escritura, el hombre fue creado a imagen de Dios para dominar la tierra
pero dicho dominio no es absoluto en el sentido de llegar a la desaparición de
la vida; al ser humano le corresponde cultivar y custodiar el jardín del mundo.
En otros términos, el fin último de las demás criaturas no es el hombre, todas
deben avanzar junto al hombre y a través del hombre hacia el término común, o
sea, el padre creador.
El
segundo saber incluido en las soluciones declarativas hace referencia a la raíz
humana de la crisis ecológica, no hay duda, dicha raíz se encuentra en el
exceso de antropocentrismo producto del manejo ciego o inadecuado de la
tecnología, el hombre pierde el norte, se vuelve autorreferencia, al dejarse
influenciar por los efectos (positivos y negativos) de la tecnología no
reconoce su posición humana respecto al mundo, cuando adquiere conocimiento y
poder económico para utilizarla inicia el dominio sobre sus congéneres, en
especial sobre las personas con bajo capital intelectual; otro tipo de dominio
asumido puede ser sobre la economía y lo más grave aún sobre la política, lo
que impide reconocer que el mercado por sí solo no garantiza el desarrollo
humano y que se deben tener claros los límites del progreso científico, para
ello, se requiere una política responsable frente al cuidado del ambiente,
frente a la protección del trabajo (arropar al pequeño productor) dando
oportunidad laboral al joven egresado sin experiencia, entre otros. Por ello,
se deben conocer los elementos de la ecología integral (tercer saber incluido
en las soluciones declarativas); con gran fortaleza el documento afirma lo
siguiente, “no hay separación de la
crisis ambiental y social”; por ejemplo, un menoscabo de la solidaridad y
el civismo también puede producir daño ambiental, la salud de la familia trae
consecuencias positivas o negativas en el ambiente, igualmente la salud de la
escuela, la salud de la empresa, en fin, la salud de las instituciones. La
ecología integral, como nuevo paradigma de justicia reconoce el lugar peculiar
del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea, por
ello, formula un juicio fuerte, “no
deben existir personas descartables en el sentido de privarle los derechos y
bienes como el clima, el agua, etc”.
En
este marco, la solidaridad no solo es intergeneracional, como lo plantea la
pregunta ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan…?, además es
intrageneracional, esto significa que la solidaridad humana es una acción
presente (de ahora) y futura (para las otras generaciones).
La
ecología integral también hace referencia a la atención del ambiente urbano, al
mejoramiento del espacio público de la vivienda, del transporte. En este
aspecto la encíclica destaca la adaptación de los seres humanos a la vida en
contextos de desorden y precariedad, pero llama la atención el cuidadoso
equilibrio manejado por la carta objeto de estudio, por ejemplo plantea que el
hombre no debe convertirse en ese patrón que le quita el valor peculiar a los
seres vivos pero tampoco puede divinizar la tierra descartando la posibilidad
de colaborar con ella y proteger su fragilidad. Por ello, causa gran inquietud la declaración
presentada por el Doctor Fernando Savater a una entrevista publicada por el
diario el país (Colombia) el día domingo 5 de julio del 2015, el reconocido
filosofo anota…o con esto último que dijo (el papa) sobre la ecología, que
algunas partes con sensatas y otras son absurdas como la sacralización de la
naturaleza; reconociendo el referente y la autoridad intelectual del
catedrático, se podría establecer como hipótesis que para elaborar dicho juicio
pudo más la crítica al contenido religioso de la de la encíclica que la
interpretación educativa inmensa en su cuerpo teórico, de todas maneras, aunque
no vaya a existir intersubjetividad en este punto se reconoce que de este tipo
de controversias se alimenta la academia y en palabras de Kriele no se puede
exigir ninguna pretensión de validez de un saber.
Las
soluciones procedimentales o prácticas
incluyen en primera medida el saber de las relaciones
vitales (nombre
propuesto de manera delicada y respetuosa para dar énfasis educativo, la
encíclica lo llama el evangelio de la creación, capitulo II).
La
existencia humana fortalece su sentido a través de la estrecha relación, entre:
|
El
anterior recurso grafico permite recordar el quehacer de la escuela, o sea, la
formación integral; toda autodeterminación racional del sujeto que se educa debe
conducir a estos propósitos:
1.
La convivencia pacífica y propositiva de los congéneres.
2.
La sobrevivencia sostenible y sustentable asegurando la protección de los
ecosistemas.
3.
La convicción de que existe la vida eterna y que ella es un don regalado por
Dios a través de Jesucristo, si el sujeto no pone su fe en esto, entonces ¿para
que luchamos y trabajamos?, ¿para que vinimos a esta vida?. Estas relaciones
vitales se rompen cuando el ser humano falla o descuida una de estas tres (3)
obligaciones, el amor, el respeto y la responsabilidad; en este sentido, el
pecado se puede concebir como un desequilibrio que altera la armonía de la
triada (Dios, prójimo y tierra). Todos los seres humanos están unidos por lazos
invisibles conformando una especie de familia universal, se insiste, dichos
lazos son considerados los macrovalores anteriormente enunciados, como son:
1.
El respeto, donde la encíclica le confiere tres cualidades: A. Sagrado, cuando tiende a la relación
con Dios. B. Cariñoso o con
expresión afectuosa, cuando tiende a la relación con el congénere C. Humilde como criterio que recuerda
la calidad de persona que reconoce los bienes (agua, aire, clima…) ofrecidos
por el ecosistema, cuando tiende a la relación con la tierra.
Así
como el respeto posee dichas cualidades (sagrado, cariñoso y humilde), los
sujetos educables con apoyo de la escuela, descubrirán las características y/o cualidades que conforman los otros dos
lazos 2. El amor y 3. La responsabilidad, la encíclica
sugiere como animador de todas estas relaciones vitales a “Jesús terreno”, o
sea, tener en cuenta todas las enseñanzas de Jesucristo resucitado y glorioso.
En
segunda medida, las soluciones procedimentales o practicas incluyen como saber
algunas líneas orientadoras y de acción que responden a la pregunta ¿Qué
podemos y debemos hacer?. Para salir del espiral de autodestrucción generado
por el anteriormente llamado antropocentrismo, se debe trabajar para que las necesidades,
bien sea particulares o ideológicas de los seres humanos, no afecten el bien
común, para ello se hace necesario un debate honesto y transparente a todos los
niveles, en especial a nivel mundial, las cumbres mundiales sobre la protección
ambiental en los últimos años no responden a las expectativas, se requiere una
verdadera conversión ecológica, para ello hay que cambiar de ruta, hay que
solicitarle a las personas con cargos de autoridad política que asuman una
responsabilidad generosa (cualidad importante para este lazo) frente al cuidado
del ambiente.
Así
como se sugiere una conversión ecológica por decirlo a gran escala o mundial,
no se debe olvidar o dejar a un lado los esfuerzos individuales o familiares,
como lo es: el ahorro del agua, la disminución del uso de los recipientes
desechables, el derecho responsable de las pilas o los elementos tecnológicos,
la separación de los residuos desde la fuente, la desaparición de la lógica o
el comportamiento del uso y tiro… entre otros.
Las
soluciones actitudinales o motivacionales se sostienen en una invitación al
cambio como saber que fortalece la alianza ente la humanidad y el ambiente.
No
resulta fácil rediseñar o reorientar hábitos y comportamientos pues todo cambio requiere una alta dosis de
motivación y un prolongado camino educativo.
Para
aliar el ser humano con el ambiente el gesto cotidiano debe romper la lógica de
la violencia, las ganas del aprovechamiento, el pensamiento egoísta, la actitud
de dominio; esto se podría lograr si se contempla el mundo desde adentro, desde
la fe y la conciencia (no solo desde afuera), reconociendo los lazos con que se
está unida aquella llamada familia universal.
Además
de la postura crítica que asume cada
sujeto frente al ambiente, en este ámbito de la ecología integral resulta saludable recordar a Paulo
Freire cuando afirma “tenemos mucho para
dar pero también tenemos mucho para recibir”, en otros términos la
incompletez humana frente al cuidado de la tierra requiere de otro lazo (además
del amor, el respeto y la responsabilidad) que invita a responder la pregunta
¿Qué tipo de mundo dejar a los que nos sucedan? Dicho lazo es el de la solidaridad, donde cada sujeto
está ligado a los intereses y responsabilidades de otros, cada sujeto se
adhiere a la gran causa “solventar el
riesgo en que se encuentra la casa común” y dicha causa se convierte en un
acuerdo establecido en la interacción social.
Adolfo León Llanos Ceballos.
CC. 7.537.339 Armenia.
Bibliografía
Encíclica Laudato si
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-la-enciclica-laudato-si-del-papa-francisco-en-pdf-y-version-web-64718/